El
pasado 22 de septiembre el Inspector General de Sanidad dió la orden de
suspender la exención de participar en Operaciones en el Exterior a todo el
personal del Cuerpo Militar de Sanidad (CMS) que disfrutaba de la situación de
guarda legal. La medida, que probablemente va a traer cola, pone al descubierto
dos carencias extremadamente importantes: la inviabilidad del sistema de
conciliación laboral y familiar y la grave escasez de recursos humanos del citado
Cuerpo que ha llevado a tomar tan extrema medida. La decisión se ha justificado
en necesidades del servicio. Pero en este caso las necesidades del servicio son
el servicio en sí mismo, puesto que ha sido todo el CMS el que ha quedado
privado de este dispendio. El cacareado plan de conciliación laboral y familiar,
bandera de la campaña de captación del Ministerio de Defensa, ha empezado a
hacer aguas.
La situación de guarda legal supone la exclusión de
participar en misiones en el exterior y de la realización de servicios ó
guardias, además de una reducción del horario laboral. Para solicitarlo basta
tener un hijo menor de doce años y ambos cónyuges trabajando. Un militar
excluido de operaciones y servicios tiene un rendimiento ínfimo. Sólo es válido
en una oficina. El militar tiene una profesión esencialmente diferente a las
demás. Su labor principal es la operativa y no la administrativa, especialmente
mientras aún está en la juventud, que por otra parte es también cuando suelen
tenerse hijos de corta edad. También hay militares ocupando otros puestos no
operativos pero sólo existen en la medida que son necesarios para apoyar las
operaciones, la verdadera razón de ser de los Ejércitos. Los militares pueden
disponer de médicos civiles en “casa”, pero necesitan una sanidad militar en
las operaciones. El CMS no es el único caso. Por ejemplo, los militares de más
baja graduación: los soldados y marineros, son necesarios fundamentalmente para
nutrir las Unidades y los Buques. Hay
muchos en destinos no operativos, pero son aquellos la razón de ser de su
existencia. Necesitamos marineros para los barcos; para limpiar alojamientos,
repartir comidas, hacer fotocopias ó mantener las instalaciones podríamos
contratar civiles, sea ó no conveniente hacerlo.
En la práctica,
cuando un marinero se acoge a un permiso de guarda legal deja de ser rentable a
la Armada. Si
se les ha podido conceder era por que el número de afectados era bajo y el
resto de la marinería podía compensarlo. Con el CMS la cosa cambia, las mujeres
son mayoría y se acogen a la situación de guarda legal. En consecuencia el
número de médicos ó enfermeros disponibles para operaciones ó servicios estaba siendo
menos de la mitad de los que componían la plantilla. La situación provocaba
serios agravios que se traducían en más desmotivación, en un Cuerpo que por
diversas razones atravesaba ya una crisis importante por falta de recursos
humanos. Algunos Comandantes advirtieron hace ya tiempo de la anómala situación
que suponía tener en su plantilla a personal que no podía navegar ó ir a
operaciones, situación que por cierto puede durar bastantes años.
La cuestión de fondo es que no sólo el sistema es
insostenible para el CMS. La entrada de mujeres de forma masiva en las Fuerzas
Armadas traería el mismo problema a todos los Cuerpos y Escalas de los
Ejércitos. Paradójicamente lo que ha sido un reclamo para captar a más mujeres
dentro de las Fuerzas Armadas puede hacerse inviable si logra su propósito. Muchas
mujeres militares, sino la mayoría, están casadas con militares. Ambos cónyuges
no pueden estar disponibles para operaciones al mismo tiempo y cuidar de sus
hijos. A nadie se le obliga a ser militar, ni a casarse con otro militar, ni a
tener hijos, aunque desde el punto de vista de la motivación ignorar esta
realidad puede pasar seria factura. En todo caso la solución debe ser integral,
no debe haber todo un Cuerpo que no disfruta de ese privilegio y el resto sí.
Publicado en Atenea diciembre de 2010:
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